miércoles, 28 de octubre de 2009

De monstruos, caníbales, gigantes y freaks-shows

Las representaciones sobre los indígenas también conocen la imagen. Por mucho tiempo, los cronistas intentaron poner imágenes que reforzaran su representación mental. Si desde los conceptos sabemos que los indígenas, como los futuros proletarios, eran vagos, inmorales, primitivos, seres deformes y monstruosos dominados por el Demonio, en las imágenes también aparecen representaciones más que fantásticas.

Para la concepción cristiana de la época, todo aquello que estuviera fuera de la cristiandad era territorio enemigo en donde el Diablo hacía de las suyas. Son innumerables los relatos en donde viajeros describen seres mosntruosos como hijos de Lucifer. Estos seres, que muchas veces se pensaron en el extremo oriente, comienzan a aparecer en América. Por ejemplo, en sus diarios, Colón dice haber visto a Sirenas, aunque, confieza, no eran tan lindas como se decía e, incluso, hasta tenían cara de hombre.



Otro caso es el de los gigantes de la Patagonia. En el relato de Antonio Pigafetta, un marino que acompañó a Magallenes y El Cano en la primera vuelta alrededor del mundo, se describen a los habitantes del sur del continente de la siguiente manera: "Un día, cuando menos lo esperábamos, un hombre de figura gigantesca se presentó ante nosotros. Estaba sobre la arena casi desnudo, y cantaba y danzaba al mismo tiempo, echándose polvo sobre la cabeza [...] Este hombre era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura. de hermosa talla su cara era ancha y teñida de rojo excepto los ojos".



¿Cómo comprender esta absurda descripción y la creencia en gigantes? Desde tiempos bíblicos, la existencia de gigantes es moneda corriente, no sólo de la religión y fantasía, sino también de la propia filosofía. Conocida es la idea del filósofo italiano Gianbattista Vico sobre el tamaño gigantesco de los primeros habitantes luego del diluvio universal. En este sentido, el gigantismo es expresión de primitivismo y, según Vico, del dominio del cuerpo sobre la mente. Casi animales, los humanos primitivos desarrollan un cuerpo desmedido por la influencia hegemónica del mismo. Así, no es disparatado que Pigafetta viera gigantes (como no es disparatado que Colón viera Sirenas): se trata de lo que la época y la cultura les hace ver.
Otro rasgo de salvajismo fue, sin duda, el canibalismo. Nada producía más horror que la práctica tan acostumbrada en los indígenas americanos. Del canibalismo podemos decir que la imagen que sobrevivió en el imaginario popular o en el sentido común (en términos de Gramsci), es que existen culturas en donde se comen a seres humanos. Todos recordamos algún dibujo animado de nuestra infancia en donde un indio conunhueso en la cabeza persigue a un blanco para comérselo. Lo que esta imagen no nos dice, es que el canibalismo no existió nunca como alimentación, salvo en situaciones excepcionales, como la de los hombres de Pedro de Mendoza sitiados por los querandíes que se vieron obligados a comerse a los cadáveres para sobrevivir, o en el caso de los franceses en las cruzadas que narra Amin Maalouf en Las cruzadas vistas por los árabes, etc. El canibalismo puede ser exocanibalismo o endocanibalismo. El primero, usual entre tribus guerreras, es la ingesta del cuerpo del guerrero enemigo capturado en un ritual religioso. El segundo, la ingesta de un difunto dentro de un ritual funerario. Nada tiene que ver con el hambre ni con el salvajismo.
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Resulta interesante citar aquí el punto de vista del filósofo francés Montaigne que, en un texto de sus Ensayos, trata el tema de los caníbales y dice: "No dejo de reconocer la barbarie y el horror que supone el comerse al enemigo, mas sí me sorprende que comprendamos y veamos sus faltas y seamos ciegos para reconocer las nuestras. Creo que es más bárbaro comerse a un hombre vivo que comérselo muerto; desgarrar por medio de suplicios y tormentos un cuerpo todavía lleno de vida, asarlo lentamente, y echarlo luego a los perros o a los cerdos; esto, no sólo lo hemos leído, sino que lo hemos visto recientemente, y no es que se tratara de antiguos enemigos, sino de vecinos y conciudadanos, con la agravante circunstancia de que para la comisión de tal horror sirvieron de pretexto la piedad y la religión. Esto es más bárbaro que asar el cuerpo de un hombre y comérselo, después de muerto".



Cuando la modernidad llegue a estos cronistas y conquistadores, cuando llegue la cienia y la tecnología, la fotografía dará cuenta de estos seres fantásticos. El procedimiento se origina como siempre: en el rapto de algunas personas y su posterior viaje al Viejo Continente. Una vez allí, en algunos casos se montarban ferias en donde, además de la mujer barbada, podía verse a los salvajes americanos encerrados en jaulas cual animales exóticos.
En 1889, para celebrar nada más ni nada menos los cien años de la Revolución francesa -recordemos, la Revolución de los Derechos Humanos, de la igualdad y la fraternidad- se exibieron, en la Exposición Universal de París en el Jardin d'Acclimatation de París, 9 aborígenes selk'nam (o yámanas) capturados un año antes por un ballenero llamado Maurice Maitre.




En la foto, aparece el propio Maitre con una fusta en la mano y un perro durmiendo a sus pies, como si se tratara de un domador de fieras salvajes. En otra for, una estampita, en "realidad", se ve a dos niños indígenas en un ambiente salvaje. Lo que no dice directamente la foto, es que se ha trucado de una foto anterior y se ha montado a los dos niños en un paisaje artificial, para resaltar su aspecto salvaje. Otro forma de exponer el salvajismo, fue la de no darles de comer durante varios días y luego, en la exposición, tirarles carne de caballo y pescado cruda. Las técnicas del montaje modernas de las grandes cadenas internacionales de información tienen aquí sus antecedentes.
Luego fueron llevados a Londres al Real Acuario de Westminster, en donde el ballenero tuvo problemas con las Sociedad Misionera Sudamericana que protestó por el trato humillante dado a los indígenas. Entonces, Maitre huyó con ellos a Bruselas, donde los exhibió como una compañía de antropófagos junto a enanos ilusionistas y otros espectáculos extravagantes. Fueron arrestados, despué sde todo, por la policía. Todo entra en la misma bolsa, da igual que los selk'nam no fueran antropófagos. Indios, enanos, y freaks variados, todos son objeto de contemplación. El exotismo alcanza niveles que sólo serán superados por la televisión actual.


Representaciones: monstruosidad, gigantismo, canibalismo

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